¡Para no perecer, la reina recluta al hijastro mayor como aliado!
En el preciso instante en que la corona roza su sien, Marion siente el peso de un déjà-vu mortal: esta es su segunda vida. En la anterior, el ministro que juraba lealtad, Georges Ricard, la arrastró al abismo de la traición y la soledad absoluta. Ahora, con los recuerdos como espada y escudo, la joven soberana jura no repetir el guion trágico. Su primer movimiento maestro: tender la mano al hijastro mayor, Nikias, un príncipe olvidado en los pasillos fríos del palacio, ignorado por su linaje y su edad. Lo que comienza como una alianza calculada —lecciones de esgrima a medianoche, confidencias bajo la luna, promesas selladas con vino prohibido— se transforma en un lazo de acero templado: él, su escudo viviente; ella, su brújula en la tormenta política. Entre salones de mármol donde susurran conspiradores y campos de batalla donde late la lealtad, Marion teje una red de confianza que desafía edades y coronas. ¿Podrá esta reina renacida convertir al “príncipe desterrado” en su arma secreta y forjar un reinado donde la traición muera antes de nacer?






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