Una princesa solitaria se ahoga en el amor de un emperador desconfiado

En el reino de Rifaru, la princesa Oriana ha vivido su vida en cautiverio, encerrada en lo alto de una torre por poseer unos ojos inusuales que su gente teme y desprecia. Marcada como “ojos de diablo”, su existencia ha sido una de soledad y sufrimiento, sometida al abuso de aquellos que deberían haberla amado y protegido: sus propios padres.

Al cumplir dieciocho años, su destino toma un giro inesperado cuando es presentada al emperador Radolphas del poderoso Imperio Reygarde. Conocido por su “justicia fría”, Radolphas es un gobernante implacable que no duda en erradicar a cualquiera que amenace su imperio. Sin embargo, ante Oriana, él ve algo más que una maldición; ve “la felicidad de la diosa” reflejada en sus ojos.

Contrario a las expectativas de Oriana, el emperador le ofrece un futuro que nunca imaginó posible: convertirse en su emperatriz. Pero con su propuesta viene una condición helada, una que revela su desconfianza hacia la humanidad y el amor:

Y esa condición es que su papel como emperatriz terminará una vez dé a luz a un heredero.